jueves, 3 de mayo de 2007

Cayetano Arcidiácono en Chile

El Devenir de la Luz y la No Luz
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Blanco y negro. Blanco y negro se vuelven inseparables en la obra del argentino (mendocino) Cayetano Arcidiácono. Es que la luz y su ausencia total son tratadas de manera espléndida y prolija para producir en el abrumado espectador mucho más que placer estético, despertando sensaciones.

La fotogalería Arcos presenta su obra durante el primer semestre de este año, publicitando el trabajo de un reconocidísimo artista visual. Lo increíble surge cuando entramos a una sala, por lo general, vacía y de sopetón encontramos estos cuadros. Oscuros y fríos se presentan. La falta de textos informativos (ni siquiera llevan título) molesta en un principio… pero luego comprendemos. Comprendemos que sólo las fotografías son suficientes para decir lo que significan.

Al parecer es una exposición sin sentido, sin unidad de criterio. Pero mientras vemos las obras y reflexionamos, podemos construir ese criterio. Pero ¿qué es ese criterio si no la emoción producida en la experiencia visual? El sólo hecho de decir que una fotografía nos produce “frío” o “soledad” es una señal de la intención, escondida pero latente, del autor.
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Naturaleza, por un lado, humanidad, por el otro. Dos temas que se unen en el trabajo de Arcidiácono. Espacios solitarios, vírgenes y libres de la explotación del hombre se contraponen con invernaderos que parecen encerrar lo natural en redes productivas.

Las líneas del horizonte son tan protagonistas que el cielo y la tierra se unen en locaciones remotas y bellas. La pureza de estos paisajes se profundiza con los grises que tan bien define el fotógrafo. Adelante, al medio, atrás son dimensiones que el argentino maneja para crear distintos espacios perceptivos dentro de un mismo cuadro. Así es como micro realidades entran en contacto con el todo del plano.
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Sus fotografías son fotografía pura, tal como él dice. Y no cabe duda de tal afirmación ya que los tecnicismos que usa son aplastantes. Nitidez, saturación perfecta, contraste y luz generan unos blancos y negros únicos. Pero la virtud radica en que no aparecen de manera soberbia, como si fueran una demostración de profesionalismo y capacidad, sino todo lo contrario. La técnica deviene natural, sutil y precisa.

Cuando ya hemos pasado por lo menos tres veces frente a cada fotografía cuestionamos cuál era el tema o el centro del mensaje expuesto. Y la respuesta no es única. Por ahora nos atrevemos a decir que Cayetano Arcidiácono hace énfasis en la relación entre naturaleza y hombre.

Tal vez decir que el autor pretende mostrar la contradicción entre estas dos dimensiones es subjetivo… pero acaso, ¿no es subjetiva toda interpretación del mundo? Tal vez es sólo belleza.

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